
Juan y yo apenas nos vemos. Corria marzo de 2009 cuando me confirmó que ingresaba en la peor de las sectas y mafias que pululan por el mundo. Si. Se casaba. Ese día enterramos años de recuerdos y todo tipo de experiencias que, a partir de ese día, dejarían de existir. Porque casarte no significa empezar a ser bueno, sino que parece que, a ojos de tu señora, tienes que limpiar tu expediente logrado en más de una decena de años en la Universidad que más curte. La calle. Pero que no se equivoque ni ella, ni las mujeres casadas que creen que su marido es un ejemplo. Tu marido, o almenos mi amigo, fue de putas y lamió coños de guarras de medio pelo que acabamos de conocer en el 205 que heredé de padre.
Esa noche vino a verme, supongo que necesitaba un amigo, alguien con quien vertir sus miserias de hombre joven, casado e infeliz. Ojo. No digo que todos los matrimonios sean así, ni que se está mejor solo. Cada persona es un mundo y pasa por diferentes épocas emocionales. Solo que, hay que elegir bien el momento de subir (o bajar) del tren.
- Juan – Que asco de vida tio
- Pedrito - ¿Y eso? ¿movidas con la mujer?
- Si, siempre es lo mismo, rutina, discusiones, que haga cosas, que no me quede estancado, etc….
(el tiene un trabajo normal con un sueldo mileurista, ella gana algo más)
- Escucha…. ¿por qué en vez de lamentar lo que pasa como ya hemos hecho tantas otras veces no nos vamos a comernos la ciudad como antaño?
- Qué dices! ¿Y que le digo a ella? Me va a matar….
- Desde que te casaste no hemos salido ni una puta vez. ¡Ni siquiera cuando cumpliste los 30!
- No sé… ¿Qué hago?
- Apaga el movil, y a disfrutar. Total, mañana tendrás bronca. Almenos, dale un motivo, ¿no?
Una vez convencido nos fuímos a mi casa para arreglarnos. Echaba mucho de menos ese momento, y no es que ahora no me arregle, pero salir con Juan supone estar una hora probandote ropa, perfumandote, y mil movidas más propias de un presumido. Una vez arregladitos y dispuestos a hacer pupita salimos de casa con la intención de coger un taxi para ir a algún garito de moda, sin embargo y mientras caminábamos, y en un semáforo permanecía un seat ibiza, de color gris, y con dos chicas dentro.
§
- Pedro: Mira, estamos de suerte Juan, no hace falta que busquemos el taxi. (señalando el coche)
- Juan: Venga tira, y no des la nota.
- Chicas: (risas) ¿Dónde váis?
- Para Maritimo…..
- Venga subid!!!!
La verdad es que no esperaba tanta amabilidad por parte de las chicas, pero supongo que nos vieron cara de buenas personas y no dudaron ni un momento. Una vez dentro y echas las presentaciones nos comentaron que tenían que ir a casa de una de ellas a cambiarse los zapatos. Como no. Las mujeres y los tacones. Podría escribir un libro sobre ambos conceptos. Bueno, al lio, las chicas, que aún no os las he descrito, eran bastante similares, rozaban los 30 y aunque eran bastante guapas y atractivas estaban algo entradas en carne. Pero lo más importante, eran muy simpaticas y abiertas.
El camino hacia su casa se hizo muy corto, y en apenas unos minutos ya estabamos aparcando y subiendo al primer piso de la casa. Un pequeño pero coqueto piso decorado al estilo “loft”.Buen gusto y capté varios detalles para mi casa. Como buenas anfitrionas, nos ofrecieron un refrigerio, en mi caso un whiskhito, y al igual que Estela, cortito. Eso si, sin hielo. Eso es de maricas. Glub glub. Por España y por los coños que aún no he penetrado. Ese whisky no fue más que el primero de una buena serie de lingotazos hasta llegar a conseguir el punto en que mi labia se vuelve una arma de destrucción masiva:
- Y qué chicas… ¿solteras?
- Si hijo, no nos quiere nadie….. (risas)
- ¡¡Como que no!! Si a mi en una hora me tenéis completamente prendado con vuestros encantos.
- (risas) Eso es que nos ves con buenos ojo
- Bueno, lo que se dice veros… os veo poco. Entre el whisky y la miopia os veo como las pelis del plus de los 90. Pero os siento. Y eso es más importante.
- (risas) ¿Y como nos sientes?
- Cerca. (en ese momento me puse en medio de las dos y las abracé ante la atónita mirada de Juan, que no daba crédito a lo que estaba sucediendo. Él, más pendiente del móvil, que por cierto no lo había apagado, que de las chicas).
- Uy uy uy….. ¡que peligro tienes!
- Juan: No lo sabeis bien. Dadle confianza y veréis lo que pasa.
- Ni caso chicas, me tiene pelusilla por ser un semicasanova.
- ¿Qué es eso de semi?
- Pues que me faltaría ser algo guapo para ser un casanova del todo. Pero vamos tirando asi.
- (Risas) Anda, anda…. Que si nos tratas como a nosotras las tendrás loquitas….
Y bueno, así continuamos un par de horas más. Ni marcha ni nada, la noche estaba en ese salón de aproximadamente unos 20 m2, donde cada vez veía más delgadas a mis nuevas amigas y mi cabeza solo tenía en mente la idea de montarme un trio con las nenas, ya que no veía a Juan por la labor. Es más, el muy bragas hizo varios conatos de irse a casa ante las llamadas de su mujer. En ningún momento le incité a la infidelidad, sé que por su carácter terminaría pasandolo fatal, pero almenos que se integrara y que se echara unas risas con las chicas que majas eran un rato.
- ¡¡¡¡Coño!!!!! Que tenéis piscina comunitaria!!!
Dije mirando por la ventana…
- Si, pero no se puede bañar más tarde de las 8.
- Bahhhh… no haremos ruido y nadie se entera.
- No se…. Pasamos de lios con los vecinos….
- Venga va!! Que un bañito ahora entra que te cagas y lo sabes…..
- Vale, pero a la minima que nos llamen la atención, nos vamos
- Claro tia
Bajamos a la piscina y sin hacer nada de ruido nos fuimos desvistiendo Juan y yo para ponernos en calzoncillos, mientras ellas, más preparadas para la ocasión lucían biquinis. Mención aparte los gallumbos de Juan, parecian de abuelete, con la abertura central, de cuadros, anchos y de algodón. Al verlos no pude parar de reir ante los “schhhhhhhh” de las chicas y la cara de mi amigo, que parecía decirme cuando nos vayamos te voy a coger a parte.
¡Al agua patos! Una vez dentro del agua, busqué el contacto y refrote con laz mozicas, y es que dentro del agua el contacto fisico mola más. Me bastó nada para ponerme más puerco que una piara de cerdos en una piscina de heces. En ese momento, con mi mástil hubiera podido sostener el albornoz mojado del gordo granudo. No digo más.
Todo cambió al ver una pelota de plástico. Juan y yo somos auténticos obsesionados con el futbol y nos encanta jugar dentro del agua. Al clásico de que te tiro la pelota al aire, tu haces un empalme al vuelo y a tirarla a tomar por culo.
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- No nooooooooooooooooooooo , que nos van a llamar la atención (dijeron las chicas)
- Un empalme cada uno y lo dejamos (ahí ya me habia bajado el empalmamiento)
Pero en una de esas, un empalme de Juan se fue de lleno a una terraza del primer piso y lió la de San Quintín tirando plantas, macetas y lo que se puso por delante:
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- ¡¡No son horas de estar en la piscina!!!!! (salió un hombre de mediana edad a reprender nuestra actitud)
- Lo siento. No volverá a ocurrir.
- Ya lo creo, y ahora bajo a que me paguéis lo que me habéis roto.
Tanto Juan como yo teníamos 50 € cada uno, y sinceramente, no ibamos a pagar eso por 3 macetas de los chinos. Las chicas, a todo esto, se habían desmarcado totalmente del tema para no tener movidas con los vecinos. Cosa lógica por otra parte.
Bajó el hombre y desde el primer momento se mostró agresivo verbalmente llamandonos energumenos y todo tipo de improperios fuera de contexto ante tal situación. Nuesta reacción fue tratar de mediar en todo momento y alcanzar un acuerdo que nos satisfaciera a ambas partes.
Pero nada, no había manera, además el tio se estaba cebando con las chicas, llamandolas putas y que se fueran a follar a su casa. Y ahí ya se lió la marimorena. Las chicas insultando al hombre, que seguia enfureciendose más.Bajó la mujer, las dos hijas y el perro y en vez de tranquilizar al marido/padre seguían avivando la llama. La situación era totalmente comica y tanto Juan como yo nos apartamos y empezamos a reirnos ante tal situación. Era la primera sonrisa que me brindaba Juan en toda la noche. Fui feliz. A todo esto, seguiamos en calzoncillos y sentados en unas tumbonas habilitadas en el jardín.
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- ¿Qué de vacaciones? (nos dijo el hombre amenazante)
- Caballero, hasta que no se ponga tranquilo, no tengo nada que hablar con usted. Que parece que hemos matado a alguien.
- Lo que sois es unos maleducados y una gentuza.
- Hemos reconocido que no hemos actuado bien, pero entiende que es sábado, somos jovenes y se nos ha ido de las manos. Pero tampoco podemos permitir que nos insulte de esta manera.
- Lo que os merecéis son dos hostias bien dadas por inútiles.
Ahí Juan saltó y le dijo que viniera que le iba a dar lo suyo. Craso error. Juan es un tipo normal, no se ha peleado en la vida y se marcó un all-in (no se con que intención) y el buen hombre lo vió, ya creó que lo vió. Vino hacia nosotros totalmente poseído.
En esos segundos tuve tiempo a decirle a Juan. Ni se te ocurra pegarle que se nos cae el pelo. Y el me dijo: ¡Que hacemos pues! Pues a correr.
Ante este tipo de situaciones, correr es la solución más sensata y coherente. Quedandote solo te expones a dos cosas: Pegar o que te peguen. Y en ambas situaciones sales perdiendo.
Ahora imaginad la situación. Hombre de 50 años, totalmente ido y rabioso, corriendo detrás de dos tios de 30 años y en calzoncillos. Debo dar gracias a mis años de futbolista que aun me mantienen con un gran tono físico, y pude esquivar cual torero las acometidas del bravo morlaco, que y pesar de no tener mucho estilo, tenía unos detos como barras de pan del mercadona, los cuales no quería ver tatuados en mi rostro.
Juan vió la puerta y fue directamente hacia ella. A pocos metros para llegar, se bajó los calzoncillos y fue haciendole un calvo durante varios metros mientras le dedicaba unos insultos. Craso error. La puerta de entrada a la finca es de esas que se abren con llave. Y terminó liado con el pomo de la puerta, mientras que el hombre se iba acercando y acorralando a mi amigo. El resultado lo podéis esperar. Papam!!! Un tortazo que se llevó, aunque y por suerte, le pegó de refilón y pudo zafarse y volver al ruedo a continuar con los recortes. Mi oportunidad llegó al ver los cipreses de detrás de la piscina. Era mi momento y había que aprovecharlo. Fui corriendo como aquel motorista al ver el letrero de “SE TRASPASA” y como le pasó al de chiste, el asunto me salió mal, ya que detrás de los cipreses había una valla (logico por otra parte aunque en ese momento no lo pensé) y me la comí. Literalmente. De hecho sangraba, poca cosa por la boca. Una vez en el suelo, entre la barrera y los cipreses pude escalar la barrera y salir a la calle, haciendome algunas heridas ya que iba descalzo, mojado y en calzoncillos. Juan seguía en el ruedo y yo esperaba expectante el desenlace de la jornada taurina, pero esta vez desde la barrera.
Sin darme cuenta, me vi a Juan sonriente por detrás. Me comentó que había salido por la puerta de detrás de la finca que no era de esas como la entrada. Una vez fuera, sin movil, ni ropa, ni nada, emprendimos el camino a la aventura hasta que una patrulla nacional pasó por nuestro lado. Y logicamente se paró. Le contamos la historia por encima pero nos obligaron a meter en el coche para ir a comisaria a debido a que en ese estado, con sangre y calzoncillos, no podíamos ir por la calle.
Nunca había estado en los calabozos, aunque por suerte, no nos llegaron a meter, estabamos en una sala donde contabamos las versiones a diferentes policias que no hacían más que reirse de nuestra historia. Menudos. Incluso nos decían que porque no le habíamos pegado una yoya al tio. Al final y viendo que eramos personas “normales”, la cosa quedó en nada, y al par de horas ya estabamos en la calle, vestidos con ropa que nos habían dado en comisaria, aunque sin llaves de casa, ni movil ni dinero.
Asi que, Juan y yo no fuimos camino a la playa y una vez llegamos ahí empezamos a reir sobre la noche que habíamos tenido y no paramos de hacerlo hasta que el sol ya picaba.
Al día siguiente, una de las chicas llamó a mi casa (desde mi movil vió la palabra CASA) y vino a devolverme las pertenencias tanto mias como Juan. Echamos un café y después, si, follamos, y lo hicimos como sino existiera un mañana. Pero hoy os quería hablar de mi amigo Juan. Y no del polvo.


3 comentarios:
Jajajajjajaja que risas!!!!!!!!!!!!!!!!!!
"Era mi momento y había que aprovecharlo. Fui corriendo como aquel motorista al ver el letrero de “SE TRASPASA” y como le pasó al de chiste, el asunto me salió mal, ya que detrás de los cipreses había una valla"
IM-PRESIONANTE!
jajjaja...muy bueno.
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