Además de la tradicional cena de empresa uno de los grandes clásicos de la Navidad es el regalo del amigo invisible, que vaya tela con el nombre, y es que es una broma de mal gusto hacia las persona con pocas amistades.
Hace unos años y cuando se empezó a popularizar el concepto "amigo invisible", las personas tenían un compromiso de este tipo, ya fuera con la familia o con los compañeros de trabajo. Y es que precisamente el objetivo de este tipo de regalos es ofrecer un ahorro y no tener que hacer tantos regalos. Pero esta teoría cae por su propio peso cuando tienes que hacer un "amigo invisible" en tu familia, trabajo, amistades, compañeros del mus, la peña de los puteros, amantes del Real Madrid o el club de solteros del barrio.
Y la gran mayoría de veces accedemos a este tipo de regalos por puro compromiso, y dejamos de hacer regalos a un padre, madre o hermano por gastarnos el dinero en tu compañero de trabajo que tanto te la suda. Odio la Navidad, y precisamente, es por la cantidad de compromisos que la sociedad nos impone, y uno de estos compromisos es el del regalo al amigo invisible. Cada uno tendría que tener claro que presupuesto tiene para este tipo de celebraciones y destinar el X dinero a la Navidad Corte Inglés como a cada uno le salga de los genitales.
Pero como no sois más que parte de una sociedad borrega seguro que nos cruzaremos en los clásicos mercadillos navideños donde buscaréis unos guantes o gorrito (que no supere los 10 €) para regalar a esa persona que ni sabes sus gustos, y lo que es peor, ni te interesan.
Ahora repite conmigo. ¡VIVA LA NAVIDAD!
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