De puntazo. Sin pedir hora ni historias que me pongan nervioso ante la cita. Asi que recién levantado y tras un buen cepillado de dientes he salido a pasear con el objetivo de pararme en el primer dentista.
Apenas había caminado unos metros cuando he encontrado una clínica dental que tenia buena pinta desde el exterior, he tocado el timbre y me han abierto sin contestar. Una vez arriba me ha abierto una morena de ojos azules de muy buen ver:
-Hola, ¿tiene hora?
-Si, las 9 y media señorita (mirando el reloj)
-JIjijiji no, si ha pedido hora.
-Ah no! Es la primera vez que vengo.
-Ah vale, ¿y que necesitas?
-Me pone una barra de pan. ¡Es broma! Vengo a que me miréis un poco la dentadura a ver si sigue en su sitio.
-Vale, pero primero tengo que sacar un impreso que debes rellenar.
-Sin problema
Me he sentado en la sala de espera y me ha sorprendido la decoración del sitio, era muy moderna y de colores vivos, donde destacaba una gran pecera llena de llamativos peces de colores que parecían felices en su estanque. Excepto uno. Que estaba más tieso que vuestros penes leyendo hilos +18.
-Señorita, que hay un pescado muerto. ¿Lo saco?
-Ehmmmmm.... No tranquilo (cara de avergonzada)
-Si no me cuesta nada mujer, traeme unas pinzas o algo.
-De verdad que no hace falta...
Al final lo he sacado con los dedos, lo he sostenido de la cola y he exclamado mirando a la secretaria: No somos nadie. Se ha reído.
-Ahora si pudieramos hablar con los otros peces seguro que nos dirían que era un vecino muy tranquilo y que no daba problemas.
-Risas
Menudo tostón de formulario. Te lo preguntaban absolutamente todo. Solo faltaba preguntarme que frecuencia de relaciones sexuales tengo, y eso, aunque no estaba en el papel impreso sabía que era del interés de la morena, que ya me la había ganado con mi gracejo. Es más, tengo la certeza absoluta que en ese momento deseaba que la empitonara en su mesa de trabajo, con los peces, de riguroso luto por la muerte de un compañero, como únicos testigos de esta pasión desbocada. Pero no, quería hacerla sufrir un poco y continúe rellenando el formulario. Fue ver la pregunta de si fumaba y tuve la necesidad de fumar.
-¿No se puede fumar aqui dentro, no?

Vaya por dios. Menos mal que entre tanta pregunta me distraje rápido en otras cosas y dejé de pensar en el maldito vicio que lleva 15 años controlando mi vida. Peor que mi madre. Una vez rellenado el formulario la morena me hace pasar a un habítaculo bastante curioso con lo típico de un dentista. Una tumbona, varios enseres y herramientas del sector, y una mesa con un ordenador.
-Tumbate
-¿Asi? ¿Sin preliminares?
- (cara de vergüenza)
-Soy muy de la broma mujer. No me lo tomes a mal.
Aparición estelar. La doctora. Menuda MILF. 35 años, pelo castaño y ondulado, y curvas perfectas a pesar de llevar el típico traje de este tipo de sitios, que no hacen más que desfavorecer el físico femenino. Sin embargo, tras su camisa, de color verde pistacho, se le podía intuir un melonar del gusto de los paladares más exigentes, incluyendo los follamodelos que pululan por este, nuestro forro polar.
-Bien, me comenta mi compañera que es hace mucha vez que no vas al dentista.
-Si, tengo pánico.
-Bueno, no te preocupes, hoy en día no duele nada. Ya lo verás. Si quieres te puedo hacer una radiografía completa, que se llama ortopantografia (o algo asi me dijo) y así sabremos como tienes la boca.
-¿Duele?
-Para nada. Ven a la sala de Rayos y te cuento como funciona.
Me lleva a una sala de rayos con un aparato bastante grande y un ordenador
-Mira, únicamente tienes que morder esto de espuma y no moverte durante 30 segundos.
-Vale.
-Pero no te muevas ehhhh.
Sale fuera y activa la máquina. Y yo, por mis cojones, cuando me dicen que no haga algo, lo hago. Así que mientras me hacia la radiografia he tenido la necesidad de moverme, y me he pegado la ostia del siglo, ya que tenia una cosa de metal dándome vueltas por la mollera.
-Te dije que no te movieras. ¿Estás bien?.
-No, creo que tengo una contusión politraumatica en la cabeza.
-(risas) Bueno, te lo preparo otra vez, pero no te muevas ehhh
-No no, un poco de descanso que estoy ansioso perdio.
-Ehhhmmm vale, vamos a donde antes.
He vuelto a tumbarme y me explicaba un poco lo que eran las herramientas y lo que hacía, para que estuviera más tranquilo. Aunque no se si me tomaba por tonto:
-Esto es un aspirador y sirve para aspirar.
-¿Que bien,eh
Rápidamente hemos ido pillando confianza y me ha empezado a contar cosas de su vida, como que por culpa del trabajo apenas estaba en casa con su familia, y cuando le he preguntado por si su marido comprendía su situación laboral me ha puesto una cara como que no estaban bien. La he cogido de la mano y le he dicho:
-Ya verás como todo se arregla mujer!
Y aquí ha sucedido lo que solamente suele pasar en las películas, me ha comido la boca con pasión y frenesí,mientras se soltaba el pelo y se desabrochaba el primer botón de la camisa. En un primer momento he pensado en hacer una cosa que todo hombre debe hacer alguna vez en su vida. Rechazar a una mujer. Es, junto con cagar fumando y leyendo el extra Liga de MARCA, uno de los mayores placeres de la vida. Pero caí, amigos, caí. Ya lo creo que lo hice. En unos segundos habiamos convertido el habítaculo propio para extracciones dentales y sucédaneos en un nido de desenfreno sexual.
Bastaba con ver la ansiedad con la que me succionaba el glande para saber que pedía a gritos que la pusiera mirando a Cuenca, por lo que únicamente tuve que levantar su falda blanca, retirar su ropa interior, negra y de encaje por cierto, y empezar con las embestidas que, aunque silenciosas por el lugar y la situación, nos han hecho llegar al clímax en apenas unos minutos. Además, a la vez y mientras nos besabámos como si no hubiera un mañana.
Después del polvo se ha quedado algo rara, supongo que sería mala consciencia por la cornamenta que acababa de pegar a su marido, así que y viendo que me podía agredir con una gran cantidad de objetos punzantes, me he subido el pantalón y he tomado las de Villadiego, no sin antes dejar una tarjeta a la morena secretaria que me he quedado con ganas de penetrar.
Espero que me llame.
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